miércoles, 18 de marzo de 2015

LollaCL 2015: Cabezas de cartel (sábado)

Lollapalooza Chile 2015
Sábado 14 y domingo 15 de marzo, Parque O'Higgins
Lotus Producciones

St. Vincent: La elegancia mecánica (sáb. 19:45, Acer Windows 8 Stage)

The Smashing Pumpkins aún no terminaba su show cuando la gente comenzaba a guardar la mejorubicación en el Acer Windows 8 stage. La reina del Lollapalooza haría su aparición entrado el anochecer y era un espectáculo que había que presenciar de cerca. La espera era mucha y St. Vincent cumplió el sueño de muchos con excedentes.

Dueña de uno de los discos más elogiados del año pasado, Annie Clark y compañía hacía ingreso al escenario para uno de los shows más completos y excitantes de todo el fin de semana. Virtud, talento y simetría; todo se trataba de una clase magistral de los mejores dones de una de las mujeres más poderosas de la música independiente de hoy.

Una coordinación sorprendente entre ella y sus músicos, entre ella y su sonidista (quién no se salvó de un par de finos improperios) y entre ella con todo su público, hicieron que la hora y cuarto de buena música y solos de guitarra se hiciera demasiado corta como para ser real. Sumado a eso, un set preparado a la perfección, que mezclaba cortes de su álbum homónimo ('Bring me your loves', 'Digital Witness', 'Rattlesnake', 'Birth in Reverse') y los puntos altos de sus discos anteriores ('Marrow', 'Cheerleader', 'Cruel', 'Your Lips Are Red'); junto al final catártico que terminó con Clark entre sus feligreses; fueron los ingredientes que transformaron el show de St. Vincent en LA presentación de Lollapalooza.

Sin más, St. Vincent logró con muy poco esfuerzo, convertirse en el espectáculo más recordado y el punto más alto de esta versión. Quizás era solo su concierto y lo demás solo platos de acompañamiento. Por Jorge Rubio

The Smashing Pumpkins: Derribando la percepción del acto de nostalgia (Sáb. 18:45, VTR Stage)

"Acto de nostalgia" es un término que se le ha arrojado a menudo a la encarnación actual de los legendarios The Smashing Pumpkins, desde que el vocalista Billy Corgan intentó reunir a la formación original en 2005 (sólo Jimmy Chamberlin –baterista- respondería el llamado, y colgaría la toalla cuatro años más tarde). Es una reputación a la que Corgan ha hecho lo mejor por escapar, mas por mucha que ha sido su insistencia, la respuesta ha tenido de dulce y de agraz.

Sin embargo, ¿puede decirse que los Pumpkins valen la pena en su nuevo formato, o realmente son acto de nostalgia? La mejor respuesta siempre se saca VIÉNDOLOS EN VIVO. Y si Corgan planea retirar el nombre en unos años, pues se habrá ido con dignidad y una victoria menor, puesto que los Pumpkins AÚN LO TIENEN.

Acompañados de un formidable Brad Wilk en la batería, Mark Stoermer (The Killers) de voluntario en el bajo, Corgan y su "secuaz" Jeff Schroeder dan el primer balazo al aire con una potente presentación de 'Cherub Rock', siendo este el primero de varios clásicos. Sin embargo, dos cualidades son las que hacen que la vital formación de los Pumpkins lleve a cabo el conciertazo que se dio: por un lado, supieron rescatar composiciones más oscuras para darles una buena pulida, recogiendo un cañonazo de 'United States', 'Drown' y los temas del infravalorado Machina/ The Machines of God, como 'Stand Inside Your Love' y el cierre de 'Heavy Metal Machine'. Además, el entusiasmo que el cuarteto pone en las canciones nuevas incita a escuchar al mirado por encima Monuments to an Elegy del año pasado.

Al final del día, está claro que muchas preguntas sobre el combo de Chicago quedan sin responder. Que alguna vez los cuatro originales estén juntos parece dudoso. Que Billy Corgan retire el nombre de Smahing Pumpkins también se presta a la incógnita. Pero la pregunta más importante sí se ha respondido en este show: la vitalidad aún corre por las venas de este influencial grupo. Por Camilo Pérez

Jack White: Volatilidad y euforia (Sáb. 21:30, VTR Stage)

John Anthony Gillis es el único músico que en esta edición del festival se logró adjudicar un segmento de dos horas para un show que muchas veces realizó en tres durante la promoción de "Lazaretto", álbum que demanda ser la oveja negra de un pulcro catálogo aunque no por malas razones. Un display de elementos country acompañados de un marco sonoro vitriólico y agresivo da la música al set de letras aún parece formar el disco más disparatado de Jack White, y aquel que se venía a promocionar dicha noche de sábado.

La ocasional mirada hacia el pasado del prolijo músico no estaba de más, y en un escenario de matices azules se sube acompañado de Dean Fertita, Fats Kaplin, el baterista Daru Jones, la violinista Lillie Mae Rische y Dominic Davis, para partir con 'Icky Thump', emblema de los difuntos White Stripes. Estos permanecen por gran parte del setlist, de mano de 'We’re Going to Be Friends', 'Hotel Yorba' y el cierre obligatorio de 'Seven Nation Army'. También aparecen los fantasmas de The Raconteurs en la forma de 'Steady as She Goes', y una fina selección de covers.

Pero la punta de fierro en este colosal rascacielos viene de la mano del sonido en vivo de White, heredado de las sesiones de estudio de "Lazaretto". Esto significa que cada tema llevado a escena pasa por el agitado filtro de dicho álbum, y los resultados son comparables a inyecciones de azúcar y droga elevados a quién sabe qué potencia. White y su banda saben cómo entretener, cómo aproximarse al público y cómo consentirlos.

El resultado final: dos horas de mano de un White en el cielo del rock actual. El sábado dejó en claro que había una reina y un rey en dicho cielo. La reina queda a juicio del lector (es cosa de revisar bien el post), pero el rey queda claro al terminar esta reseña. Por Camilo Pérez

St. Vincent
The Smashing Pumpkins

Foto 1 Cortesía Lotus
Foto 2 por Reinaldo Rodríguez
Foto 3 por Carlos Müller (Cortesía Lotus)