miércoles, 23 de marzo de 2016

LollaCL 2016: Dedo arriba, Dedo abajo (domingo)


Como es habitual, Lollapalooza Chile 2016 fue un festival lleno de matices y acá analizamos lo bueno (dedo arriba) y lo malo (dedo abajo) de los conciertos que le dieron vida a la jornada de domingo.

Textos por Camilo Pérez, Mel Vargas e Ignacio Silva.

DEDO ARRIBA

Planeta No: De intimidad y extroversión (14:15 hrs. Lotus Stage)
Para añadir más hazañas al currículo de los penquistas Planeta No se suma una puesta en escena más que formidable: acompañados de sus visuales híperestimulantes endeudadas con la cultura japonesa, Gonzalo García y sus compañeros de banda sacaron a lucir los componentes de "Odio" y "Matucana", sus lanzamientos del año pasado. Hubo espacio para la languidez sensual de 'Piña Express', los futuros clásicos 'Señorita' y 'Casa Okupa', y entre todo, la energía que emana de estos músicos sigue siendo descolocante, sobre todo a la hora en que García baila y corre por todo el interior de la Cúpula. Con ello, Planeta No vuelve a reafirmar por qué han llegado hasta donde están – y lo mejor está por venir. C.P.

Twenty One Pilots: Otra cosa es en vivo (15:15 hrs. VTR Stage)
La combinación explosiva adolescente y la energía que entrega el dúo Twenty One Pilots en vivo, es de temer. Ni siquiera el calor abrasador calmó al eufórico público que esperaba animado en el VTR Stage. Para muchos la propuesta de los de Ohio no tiene nada de interesante. Su sonido -como lo que está de moda- raya en lo simple, en el recurso electrónico y pegadizo: en lo comercial. Y, si bien puede que haya algo de razón de eso, en vivo es muy diferente. Se nota que hay un gran trabajo detrás de cada disco y es evidente, de igual manera, que Tyler Joseph y Josh Dun gozan con lo que hacen. Su lírica, la buena voz de su frontman y la capacidad de mezclar de forma brillante varios géneros musicales logran marcar una gran diferencia. Además, no dudan en mostrar su talento sobre el escenario. Ambos artistas son multiinstrumentistas, por lo que no dudaban de cambiarse de instrumento incluso en una misma canción. Joseph, por ejemplo, mostró habilidades en el piano, ukelele y bajo mientras que su compañero Dun, además de mostrar su conocido talento en la batería, se atrevió con la trompeta. Fue un gran espectáculo. Hay muchas bandas contemporáneas que no parecieran perdurar en el tiempo, que no se muestran como una propuesta arriesgada o distinta, pero la pasión que aplica Twenty One Pilots puede significar la diferencia en una industria musical que cada vez se hace más errática y superficial. M.V.

Bad Religion: Santiago is burning (16:15 hrs. Itaú Stage)
Se podría decir que es tamaña ironía de la vida que una banda como Bad Religion se presente arriba del Itaú Stage. Se podrá decir que no es peor que las tarjetas de crédito de Sex Pistols. Mucho es lo que se puede decir, pero no se puede negar que el medio le brindó al público chileno los clásicos como '21th Century Digital Boy', 'Infected', 'New America' y en general un total de 24 canciones para prender una tarde ya calurosa. Los años le han robado movimiento a Greg Graffin sobre el escenario, pero la voz está ahí y no falla. Para lo demás está la infaltable energía de Brett Gurewitz y en general una banda más que a la altura de su legado. C.P.

Alabama Shakes: Emociones en la piel (17:15 hrs. VTR Stage)
Luego de tres años de ausencia y con un segundo álbum bajo el brazo, los liderados por Brittany Howard volvieron en gloria y majestad a pisar el escenario de Lollapalooza. Lo de Alabama Shakes es tremendo. La presencia de Howard en el escenario, su increíble voz y su notable interpretación –además de la talentosa banda que la acompaña- hacen el aguante a un soul que emociona. No son necesarias las palabras, no necesitan mantener una constante interacción con el público; con ellos, las palabras sobran. Todo lo transmitido, cada acorde y cada melodía que recorrió su presentación, dejó conmovidos a los asistentes. Lo que tienen es que sorprenden con un soul/blues vibrante, crudo y bien pensado, refrescando un estilo que hace décadas dejó de presentar a artistas que resaltaran e invitando a la gente a enlazarse con la música y a sentirla muy profundamente. Resalta, además, su impecable sonido en vivo: preciso y cálido, como debe ser. Fácilmente, uno de los tres mejores shows del Lollapalooza. Si es que no el mejor. M.V.

Marina and the Diamonds: My life is a play (18:30 hrs. Acer - Windows 10 Stage)
Dividido en segmentos correspondientes a sus tres álbumes, el show de Marina Diamandis y su banda pone la dosis justa de teatralidad, carisma, coqueteo y un encuentro aplastador de sentimientos vs hormonas. A pesar de omisiones severas como 'Oh No' y 'Happy', la galesa se valió de sus potentes vocales y en general un setlist saludable que sirve para mostrar de qué está hecha. Nunca bajando la calidad de su presencia en el escenario, Diamandis es la otra gran revelación de Lolla 2016: una joven con una visión poco convencional y una actitud vibrante que viene a dedicar canciones para adolescentes y algunas lessons in love. La regla número 1 es que te debes divertir. C.P.

Noel Gallagher's High Flying Birds: Las leyendas no mueren (19:15 hrs. VTR Stage)
Estaba lleno y, a pesar del atraso, la emoción primó cuando Noel Gallagher se subió al escenario. Los nostálgicos de siempre esperaban canciones de Oasis, mientras que los fans más acérrimos solo querían escuchar al astro de la música británica en vivo. Todos los asistentes ganaron. Gallagher se dio el lujo de repasar sus más de dos décadas de carrera musical rememorando los clásicos y dándole una vuelta a sus dos álbumes con los High Flying Birds. El sonido de la banda muestra una solidez impecable. Es como ver a una máquina demoledora que está rebosante de seguridad y que sabe cómo montar un buen espectáculo musical. Fuera de eso, no existió mucha más producción. Tanto así que lo único que decoraba el fondo del escenario era una humilde tela con las siglas “NG’SHFB”, como si hubiéramos estado a punto de presenciar el debut de una nueva banda. Escuchar al público daba escalofríos. Hubo lágrimas entre los asistentes a pesar de la distancia que Noel mostró sobre el escenario. Y eso es porque el público lo entiende: los Gallagher nunca fueron demasiado amigables con sus fans, ni con la prensa, ni con lo público en general. Directo, pero siempre reviviendo la añoranza de los más nostálgicos, Noel Gallagher y su banda le regalaron a la audiencia cinco canciones de Oasis (‘Champagne Supernova’ y ‘Wonderwall’ y un cierre con ‘Don’t Look Back In Anger’ incluidas). Lo de Noel no tenía cómo salir mal. Con una acertadísima selección de canciones y un gran nivel en vivo, dejó claro que sigue siendo un líder indiscutido y que, muy probablemente, lo siga siendo por muchísimos años más. M.V.

Ghost: Prolijidad enmascarada (20:15 hrs. Acer - Windows 10 Stage)
Ghost es una banda inteligente, que usa el enigma a su favor: además de un teatral aspecto que recuerda a referentes como Alice Cooper y The Residents, los suecos no hacen evidente tampoco una propuesta musical que resulta mucho más accesible de lo que se podría pensar a priori. Quizás eso fue lo más relevante de su paso por Lollapalooza: la sorpresa que se llevó buena parte del diverso público que llegó a verlos. Porque ciertamente, su audiencia tradicional era una minoría en el Parque O'Higgins. Y la sorpresa tiene bases. En vivo, Papa Emeritus III y sus Nameless Ghouls montan un espectáculo excelente, en el que las prolijas interpretaciones y la puesta en escena son elementos centrales. Eso, sumado a canciones tan grandes como 'Year Zero', 'Cirice' y 'From the Pinnacle to the Pit', hicieron que la de Ghost se quedará como una de las buenas presentaciones del festival y no sólo como una anécdota más. I.S.

Mumford and Sons: Inteligencia absoluta (20:30 hrs. Itaú Stage)
La inclusión de Mumford and Sons como número fuerte de Lollapalooza dejaba espacio a interrogantes. Y sí, era evidente que la banda londinense venía en un momento complejo, a poco de lanzar su disco más débil y en medio de un extraño cambio de identidad. Esos elementos se hicieron notar en su paso por el festival, pero no fueron capaces de opacar su impecable cometido. Liderados por el energético Marcus Mumford, el cuarteto demostró cómo montar un show masivo de excelencia, con solidez técnica, canciones-himnos (sobre todo 'I Will Wait') y la cuota justa de parafernalia (aunque invitar a Miguel sólo a cantar 'You Really Got Me' de The Kinks entró al terreno de lo insólito). Aunque la nueva propuesta no termina de cuajar, Mumford and Sons siempre tendrá un brillante pasado al que recurrir. I.S.

Die Antwoord: Mucho más que excentricidad (22:00 hrs. Acer - Windows 10 Stage Stage)
Que un proyecto ligado a las rave sea una inyección de energía no debiera ser una sorpresa. Sin embargo, Die Antwoord es todo un concepto diferente a lo habitual. En su esperado debut en suelo local, el combo sudafricano mostró las credenciales que los han hecho famosos en todo el mundo: su definida identidad visual, intensas rimas, ritmos desenfrenados y toneladas de actitud. Quizás esto último es lo que más queda en la memoria (con sus looks, sus delirantes visuales, las tres veces que Ninja se lanzó al público y bromas como el "gracias, Argentina" de Yo-Landi Vi$$er), pero lo justo es considerarlo un elemento más dentro de una propuesta que obliga a mover los pies e invita a sentirse uno más dentro de una comunidad freeky donde no importa cómo seas. Die Antwoord es para todos. I.S.

Florence + The Machine: La ninfa que nos asaltó (22:00 hrs. VTR Stage)
De seguro el headliner más convincente acorde a su trayectoria y momento actual, la pixie que invadió el VTR Stage en la noche de domingo salto, corrió, arrojó sus brazos a su cuello y llenó al público chileno de una mística grande, azul y hermosa. Dotada de una voz hablante otromundista y la energía de un cuerpo poseído, Florence Welch brindó el cierre a Lollapalooza con un repaso lleno de intensidad y sorpresas como el cover regalo a The Beatles o el número acústico de 'Sweet Nothing'. Otra víctima, sin embargo, de omisiones criminales como 'Cosmic Love' o 'Never Let Me Go', Florence + the Machine se adjudicó los bailes más memorables del público en cumbres como 'Dog Days Are Over' o el final de 'Drumming Song'. Su paso por Chile la primera vez fue ceremonial. A esperar que no sea el último. C.P.




Fotos: Jorge Vargas Parra