jueves, 25 de febrero de 2016
Cinco canciones de George Harrison en su cumpleaños
George Harrison, el “beatle silencioso”, fue un músico importante de la era rock n’ roll. No sólo por ser integrante de The Beatles, sino porque su música tiene un sello muy personal que la vuelve interesante en cuanto a tonalidades y sonidos que recogen diferentes influencias.
En particular, su capacidad para crear ambientes sonoros fue su gran sello. Por ello, en el día en que el músico cumpliría 73 años les presentamos cinco canciones compuestas por él en diferentes momentos de su vida las que resumen diferentes etapas, sonidos e inquietudes.
If I needed someone
Una de las canciones de George incluidas en el gran álbum “Rubber Soul” de 1965. Nos muestra a un George que, eclipsado ante Lennon y McCartney, busca su propia voz. Por ello es que el tema recuerda demasiado a dos canciones de The Byrds: 'The Bells of Ryhmney' y 'She don’t care about time'.
No obstante, el sonido del tema, tocado con la guitarra Rickenbacker 360-12, nos muestra una faceta de George que a menudo se pasa por alto: su capacidad para crear sonidos de guitarra distintos en cada álbum, lo que le daba cierta identidad a cada placa que los de Liverpool grabaron al menos hasta 1966.
Basta con escuchar la presencia de la mencionada Rickenbacker a lo largo del disco 'A hard day’s night', el pedal wah wah en el álbum “Help!”, y los sonidos de las distintas guitarras (Gretsch Tennessean , la Fender Stratocaster Sonic Blue y la Gibson J-106E) repartidas a lo largo del álbum “Rubber Soul” (amén del citar presentado en el tema 'Norwegian wood'). Es probable que esta capacidad a la larga le fuese útil en pulir su estilo como compositor y fuese su vehículo creativo ante la presencia de Lennon y McCartney.
Isn’t it a pity?
Esta bella canción fue una de las que Harrison incluyó en su triple álbum debut “All things must pass”. Se dice que este tema fue presentado por George durante las sesiones “Get back”, pero recibió la habitual indiferencia de Lennon y McCartney hacia sus composiciones.
Tal como la mayoría de los temas que incluyó en su primera aventura en solitario, 'Isn’t it a pity' sugiere una sensación contemplativa, taciturna, quizás hasta seria. George forjaba su propia voz artística, en la que tomaba fuerte influencia de la cultura india. Probablemente, los años de excesos y tensiones junto a The Beatles, le hicieran tomar una dirección más íntima y reflexiva que cruza gran parte de su etapa en solitario.
Por ello, en “All things must pass” Harrison en conjunto a Phil Spector en la producción crean una densa capa de sonido que refuerza el carácter contemplativo y místico de la canción, logrando que ésta logre el efecto de envolver suavemente, para luego retirarse en paz. El tema fue la cara B del exitoso single “My sweet lord”.
Blow Away
Luego de un par de discos con malas críticas, Harrison cerró la década de los 70 con su álbum homónimo cuyo primer single fue esta optimista canción. Muy distinto al sello más denso y contemplativo de su obra, esta single ofrece un lenguaje pop, bastante simple y con arreglos sencillos.
Para Harrison, el tema era una expresión de su ánimo positivo. Comprometido en una nueva relación y con hijo, el tema tiene una letra melancólica y propone una revisión de su carrera hasta entonces. En principio al músico no le gustaba la canción, pero poco a poco se convenció sobre ella. Incluso se hizo un clip promocional, bastante sobrio, en concordancia con la canción.
Lo curioso es que el tema pese a su vibra alegre, no causa hastío. Tiene la suficiente tensión como para enganchar al oyente y convencer de quien habla es un hombre que buscaba reconciliarse con su vida y su trayectoria.
End of the Line
En 1988 Harrison formó el supergrupo Traveling Wilburys junto a Jeff Lyne, Bob Dylan, Roy Orbison y Tom Petty. Con aportes de todos los músicos, completaron en pocas semanas un álbum que tuvo bastante éxito comercial.
Los singles 'Handle with Care' y 'End of the line' sorprendieron porque transmiten la frescura y el relajo de un grupo de músicos que se juntaron a pasarla bien. Incluso, pese a la sorpresiva muerte de Roy Orbison pocos meses después del lanzamiento del álbum, lograron grabar otra placa la que sin embargo, no tuvo el mismo éxito. Pero como en el debut, mantiene una vibra sencilla, sin pretensiones; ese aire a juntada a guitarrear y beber cervezas.
El single 'End of the line' es un tema con aire folk y temática ferroviaria, muy propia de las influencias bluseras de los músicos y de Harrison en particular. El músico luce en la canción con las frases de guitarra slide; un lenguaje que fue muy característico durante su etapa en solitario ('Blow away' o la conocida 'My sweet lord' son otros ejemplos) y que fue tal vez su mayor aporte como guitarrista. En el video, hay un sutil homenaje a Orbison.
Any Road
Esta canción fue compuesta por Harrison en 1987, cuando estaba en plena promoción de su álbum “Cloud nine”. No la llegó a grabar sino hasta 1999 cuando se animó a romper su silencio discográfico de varios años al volver al estudio, con su amigo Jeff Lyne de productor.
Sin embargo, el trabajo del álbum debió sortear dificultades: el intento de asesinato que Harrison enfrentó en 1999 y sus crecientes problemas de salud debido al cáncer. Quizás por ello, el álbum tiene un tono decididamente espiritual y reflexivo, muy en la línea de la primera etapa de su carrera, pero a la vez más sencillo en instrumentación y arreglos. De hecho, en las instrucciones que dejó a Lyne y su hijo Dhani (quienes terminaron el disco que acabó titulado “Brainwashed”) recalcó su intención de destacar las composiciones como piezas simples y crudas.
'Any Road', una linda canción melancólica y muy personal está a tono con el álbum, pese a que este reúne material grabado en períodos muy diferentes a partir de 1990. Es una canción de inspiración folk, con una fibra melancólica y espiritual que cruza el disco. En efecto, la referencia a la religión es algo en común entre a la música india y la música negra. Harrison llegó a comprender tan bien ambas tradiciones, que parecía fusionarlas sin problemas. Porque allí estaba su talento: su capacidad para comprender sonidos diferentes, y con ellos crear atmósferas cautivantes.
Por Felipe Retamal