lunes, 8 de abril de 2013

Carl Palmer: Una eminencia del rock en Chile

Carl Palmer en Chile
Jueves 4 de abril, Teatro Nescafé de las Artes

Para los que no saben mucho de él, Carl Palmer es uno de los mejores bateristas del mundo: Participó en importantes bandas de los 70 como Asia y Emerson, Lake & Palmer, armándose una reputación que le precede hasta el día de hoy.

Es por ello quizás que las nuevas generaciones desconocen la magia de esta eminencia del rock, separados por los torrentes de historia que se cruza entre ellos. Pero los que lo conocen y crecieron escuchando la grandeza de este hombre lo consideran una verdadera deidad, y saben dimensionar con precisión de qué maestría musical estoy hablando.


Y la noche del 4 de Abril, día en el que se presentó el baterista en nuestro país en el marco de su gira “Twist of the Wrist”, fueron convocados a su encuentro esos seguidores que mantuvieron esa pasión de juventud viva, en su amplia mayoría adultos, uno que otro aún vestido de oficina que tras su jornada laboral vino a rememorar viejos tiempos. El evento prometía ser íntimo, tan íntimo como lo permitieran las numeradas butacas del Teatro Nescafé de las Artes.

Sin mayor preámbulo se montó en el escenario el power trío, compuesto por Palmer, el jóven guitarrista Paul Bielatowicz, y el bajista Simon Fitzpatrick, comenzando con la pieza de Henri Mancini “Peter Gunn Theme”, con el que solía abrir sus espectáculos ELP. A partir de ese momento, el frenetismo de los músicos no se detendría a lo largo de toda la presentación.

A medida que pasaban los temas, esos adultos que por esa noche rejuvenecían al ritmo de la batería de Palmer no se regateaban en aplausos. De pie se ponían entre cada tema, y uno que otro se acercaba al escenario a liberar su pasión ante los músicos. Knife on edge de ELP, la clásica Pictures at an exhibition de Mussorgsky, Farfare for the common man y Hoedown de Aaron Copland, y una completa versión de Tarkus fueron algunos de los temas que dejaron satisfechos a esa audiencia que tuvo en su medida más de lo que fue a buscar.

El show fue pura maestría, rock progresivo del más alto nivel interpretado por músicos de talla internacional, y se extendió cerca de las dos horas y media. Una delicia para los amantes de los jams de rock. Además, tanto el guitarrista como el bajista tuvieron la instancia de demostrar porqué acompañaban a Palmer en el escenario, enfrentándose a solas con un público que se dejaba agasajar con las bellas melodías que les brindaban, una de ellas una impecable interpretación de Stairway to heaven.

Concluido el espectáculo, una avalancha de precipitó al escenario para aplaudir a los músicos, darles las merecidas gratificaciones y luego despedir al que fue un gran maestro y héroe de juventud, ya que muchos de los asistentes fueron de los que soñaron con tocar alguna vez como el legendario Carl Palmer.


Por Claudio Salas Cruz
Fotos por Lorena Ormeño