miércoles, 30 de enero de 2013
La Vitrola: Tomahawk - Oddfellows (2013)
Pese a quién le pese, y más por legado que otra cosa, el nombre de Mike Patton estará siempre ligado a Faith No More. La banda de San Francisco aparece inserta en la cosmovisión local como un ente inamovible y que con el curso de los años, parece acarrear más y más feligreses a sus filas. Para todos ellos, víctimas (si se extrema el término) de la versatilidad del oriundo de California, con la cuarta placa de Tomahawk parecen haber recibido un pequeño regalo. "Oddfellows" suena terriblemente contundente y con fuertes resabios a la banda creadora de "Angel Dust".
Bueno, la idea tampoco es mezclar agua con aceite, bajo ningún término. No obstante las pesadas líneas de bajo , la gravedad en la voz , así como la interacción y alternación entre matices que tiene "Oddfellows" retrotrae involuntariamente a la mejor época de FNM y si bien suene exagerado, al menos devuelve esa inmediatez maciza que tenían los primeros dos discos de Tomahawk.
La placa fue grabada en Easy Eye Sound Studio (propiedad de Dan Auerbach) contando en formación con el bajista de Fantômas y Mr. Bungle Trevor Dunn, el guitarrista Duane Denison y el baterista John Stanier. La portada del disco estuvo a cargo de Ivan Brunetti.
Ya adentrándonos en el contenido del nuevo material, éste saca provecho de los recursos que tiene a mano de gran manera, y si bien, por momentos se deja caer en un tono un poco más pantanoso, lo que al final de cuentas parece comandar la dirección de la placa es la repartición equitativa de potencia, oscilaciones espirituales y midtempos gravitantes que realzan la mezcla. Alejándose de lo hecho el 2007 con "Anonymous" para retomar los vaivenes estilísticos y sonoros que hicieron la base de la versatilidad en que se curtió Mike Patton.
Abren con 'Oddfellows', el tema homónimo que si bien despliega buenas intenciones, éstas nunca llegan a concretarse. Prende la mecha, mas jamás incinera como uno esperaría de la apertura. Por suerte 'Stone Letters', una de esas canciones que por inmediatez se cuelan instantáneamente dentro de los temas que se deben tener en cuenta este año, es la que lo secunda y sostiene como la absolutamente buena canción que es. Casi tan grande como la portentosa 'White Hat/ Black Hat', otro de los cortes que pasan de lleno a la cúspide del disco, aún cuando antes haya que transitar por la espesa y tensa 'I.O.U'.
Leves -aunque notorios- tintes orientales recubren dos piezas de lo más experimental: 'A thousand Eyes' y 'Up Dirty Water' representan esos lapsus donde el transito del LP se vuelve más trabado, no obstante su construcción lenta y empantanada parece caer como anillo al dedo en el global. En ese mismo nicho podríamos insertar a 'Baby Let’s Play…' una de las últimas canciones, y que cumplen ese preciado papel de matiz que enriquece las obras.
El resto no se queda atrás. 'The Quiet Few' también posee ese aroma a oriente aunque acelerado un poco más. Por otra parte, 'I Can Almost See Them' tiene ese valor agregado que sabe apreciar quien sea capaz de ver el árbol por encima del bosque, y pueda valorar el tremendo trabajo que se manda Trevor Dunn en él. Mientras la aceleración las dejamos en manos de 'South Paw' y 'Typhoon'.
Un buen retorno que deja en claro que Tomahawk es un ente con vida propia, más allá de donde corretee con sus indagaciones sónicas. Aun cuando la parte experimental por momentos se haga un poco pastosa, el resultado final está muy por encima de la media, y nos deja un disco a tener en cuenta. Para revisitar todas las veces que sean necesarias.
Por Francisco Silva