martes, 18 de diciembre de 2012
La Vitrola: Neil Young & Crazy Horse - Psychedelic Pill
A “Psychedelic Pill” se entran con ganas de escuchar algo que supere el desempeño rasposo de “Americana (2012)” (disco que en perspectiva parece ir perdiendo consistencia). Y se sale culposo por haber dudado de lo que Neil Young y la “Crazy Horse” podían hacer a estas alturas. Tachar de clásico es fácil, hacerse cargo de estas etiquetas con el tiempo no tanto, por ende a esta colección de píldoras sicodélicas las situaremos en un cómodo lugar, donde tanto lo pretérito como el instante, luzcan adecuados para una colección de canciones dignas del mejor viaje.
Hay que tener en cuenta que con sólo nueve canciones este disco doble se hace acreedor de varias pistas de larga duración, cadenas de jams –que si bien pudieron ser reducidos- su longitud nos habla de la necesidad de Young, por transcribir a su música lo importante que le resultan ,aún, los tiempos. “Drifting Back”, por ejemplo, abre esta entrega con casi media hora de música, sin variar ni contornearse mucho, pero en cada segundo denota la intensidad con que su autor siente la música. Una historia nunca podrá ser remplazada por su resumen, aun cuando sea el relato más sencillo del mundo.
Si nos adentramos por el primer disco, aparte de la mastodóntica “Drifting Back”, encontraremos la canción homónima, que haciendo honor a su nombre, luce una textura de country espacial rememorando un poco el pulso de “Jesus Chariot” una de las fundamentales en el disco anterior. Y un poco más allá “Ramada Inn” otra buena excusa para perderse entre los jams de Frank “Poncho” Sampedro y volar. Sólo lo justo para aterrizar en “Born In Ontario”, que es la oportunidad para que Young se ponga melancólico y, aun cuando sónicamente invite a las sonrisas y tenga mucho de folk lúdico, la nostalgia es el único fondo de este cuadro.
Ya situados en el segundo disco el terreno resulta mucho mas variado conteniendo el mejor tema de la placa, ya que los 8 minutos con 33 segundos de “She’s Always Dancing” han de graduarse como una de las mejores composiciones de Young, en donde la proporción entre lo melódico y lo áspero están en la medida justa. Si alguna vez a alguien se le ocurre armar un recopilatorio con lo mejor de esta sociedad, esta canción no debe faltar por nada del mundo.
“Twisted Road”, con referencias Dylanescas sigue el camino marcado por la añoranza en clave country, aunque no tan nítida como se escucha en “For The Love Of Man”, una balada acompañada con poco más que un piano, pero regada de emoción, ya que la voz de Neil se sitúa tan al borde de lo quebradizo, que emocionarse es obligatorio. Ya en los minutos de descuentos “Walk Like A Giant” se va despidiendo con silbidos y una duración prolongada, mientras otra versión de “Psychedelic Pill” cierra el disco en clave ácida.
La misión se cumple, esta vez si que suenan como los pasos de un gigante. Y esta sociedad que a lo largo de sus esporádicas reuniones siempre parece dejar huella - cosa de echarle una oída a los trabajos que produjeron en los años 69’ ,79’ o 90’- con Pychedelic Pill se gana el derecho de marcar la cifra 12’ en la cronología dorada de sus producciones, el porqué está más que claro.
Por Francisco Silva