viernes, 31 de agosto de 2012
La Vitrola: The Vaccines – Come of Age (2012)
Algo nuevo se percibe en la música que The Vaccines traen este año. Si bien no es nada absolutamente diferente de la frescura que mostraron en su debut del año pasado ("What did you Expect from the Vaccines?" (2011)), las nuevas once composiciones de "Come Of Age" vienen con cierto valor agregado que hacen parecer que algo maduró en el colectivo creativo durante este corto periodo de tiempo.
Con un EP titulado "Please please do not disturb" empezaron a abrir el camino al nuevo disco que tenia la tarea de refrendar todo lo hecho el año pasado. Cuatro canciones subtituladas con la frase "..covers recorded in eastern European hotel rooms" y que entremezclaba pasivas melodías con una ejecución algo ralentizada. Un aperitivo algo extraño para lo que se vendría con el material fuerte de la segunda placa, una donde nuevamente el sentido melódico y pop parecen reinar sobre un batallón de guitarras rítmicas, fraseos instantáneos y batería hiperactiva una y otra vez.
Y es que ese personaje llamado frescura juvenil sigue presente, en el mismo sitio, pero ahora comparte cuarto con más personajes, unos más lentos, más reposados, que parecen contagiar un poco de quietud a las composiciones. Pero tampoco da para engañarse: los Vaccines decidieron darle un poco más de peso a su música, pero no en demasía, o al menos no lo suficiente para perder su reconocidas espontaneidad e inmediatez a lo Weezer. Música oreja que resulta imposible de sacar por días (u horas).
Por el lado del vértigo 'No Hope' es toda una muestra de principios, y hace bastante ruido. En esa misma línea tenemos a 'Teenage Icon', canción con el pie puesto en el acelerador en todo momento. O la guitarrera 'Bad Mood'. Pero de ese tipo es la lúdica 'Ghost town' la que gana la contienda con un balanceado sentido del pop-rock británico.
En la otra vereda y con una vocación un poco más reposada pero sin perder brío, 'Aftershave Ocean' y 'All In Vain' elevan una estructura de parsimonia muy relajada y natural, aunque 'Weirdo' es la que se lleva los aplausos con un estribillo muy asimilable.
El cierre ya totalmente en clave sepia queda en manos de 'Lonely world', una suave balada que cierra el boliche por fuera de la forma amable e inofensiva, después de todo la banda de Freddie Cowan y Justin Young parecen haberlo dejado todo en el disco anterior. Tanto así que esta vez volvieron a dar una cátedra de ganchos instantáneos. No obstante, la fórmula parece no ser incombustible y las variaciones- funcionando y todo- no parecen el camino más apto para la consolidación que, por esta ocasión, queda pendiente para otra entrega.
Por Francisco Silva