domingo, 13 de mayo de 2012

Bob Dylan: Las miradas hacia un maestro

Bob Dylan  en Chile
Miércoles 2 de mayo, Movistar Arena

A más de una semana de la visita del legendario músico, compensamos la espera no con una, sino con dos revisiones a su show en Chile.



No deja de ser emocionante ver a una leyenda viviente como Bob Dylan en vivo considerando la edad que tiene . Un factor que lo hizo aún más excitante fue que, al parecer, esta era la primera vez de muchos de los asistentes, a pesar de haber estado en nuestro país dos veces anteriormente (1998 y 2007, ambas en el Teatro Caupolicán). Esto, en base a que esta vez, el lugar de la cita fue en el Movistar Arena cuya capacidad (sobre las 16.000 personas), es más del doble que el recinto de San Diego (7.000 aproximadamente), y a que a pesar de que el público fuera muy heterogéneo etariamente, mayoritariamente era joven.

Todo fue puntual salvo el público, que hasta el tercer tema ('Things Have Changed', la que forma parte del soundtrack de  la película "Wonder Boys"), aún seguía ingresando para ocupar su lugar dentro recinto. Luego de esto, se pudieron ver las graderías y asientos atestados de fanáticos, quienes regalaban sus gritos y aplausos eufóricos cada vez que Bob tocaba la armónica, deleitaba con algún solo de guitarra, y por supuesto, cuando las canciones terminaban.

Se vio a un Bob mucho más entregado a su público que las veces anteriores en Chile, que saludaba, que incluso, se tomaba sus tiempos para presentar a todos los miembros de su banda de apoyo y regalar un Bis.

Aunque en su setlist incluyó canciones fundamentales como 'It ain't me, babe', 'Like A Rolling Stone', 'All Allong The Watchtower' y 'Blowin' In The Wind', claramente fue un concierto solo para fanáticos que quisieran simplemente escuchar, dada las nuevas versiones de todas sus canciones  (incluyendo el fraseo de la letra), se hacía imposible seguirlas, ni siquiera para tararearlas al ritmo del intérprete.


A pesar de lo anterior, o dejó de tener momentos inolvidables, tanto para sus fans más acérrimos como para cualquiera que gusta de la música, que sin duda, lo transformó en uno de los conciertos inolvidables de este 2012.

Por Matías Fuentes Aguirre

Fotos por Maximiliano Alarcón


Entré al Movistar Arena y de inmediato me decepcioné. Ingenuamente había comprado una entrada Cancha con la idea de disfrutar del concierto de pie, pero al ver el lugar lleno de sillas y a un acomodador que me salió al paso para guiarme hacia mi asiento, me di cuenta de que se trataba de un ambiente familiar y relajado –tan relajado que algunos se dieron el gusto de llegar cuando el concierto ya había comenzado-, muy lejos de la tensión que había previsto en quienes veríamos en directo a alguien como Bob Dylan.

A pesar de esta decepción inicial, y sentado curiosamente en una muy buena ubicación sin siquiera haber chequeado el ticket antes de ingresar, el resto del concierto en general cumplió mis expectativas, que no eran pocas.

Un Dylan que apareció entre una iluminación austera y una banda totalmente cohesionada daban el puntapié inicial con la clásica ‘Leopard-Skin Pill-Box Hat’. Bob se divertía tocando el órgano y luego se colgaba la guitarra para entonar ‘It Ain’t Me Babe’, cuya letra alcanzaba tonos irónicos entre aquellos pobres que escuchaban con caras perplejas la versión que viene haciendo la banda y la voz de Dylan, mucho más cercana a Tom Waits, muy lejos de la versión original.

Dentro de esa pequeña polémica que puede generar lo que viene haciendo este músico hace varios años de retocar sus canciones con nuevos arreglos, hay que ser justos. La banda suena tan bien que a ratos uno redescubre aquellos acordes, nuevos tempos y la voz de Zimmerman, ya totalmente adaptada a este nuevo esquema. De hecho canciones como ‘Tryin’ to get to heaven’ alcanzan una emotividad que sí le hace justicia a lo brillante de la letra, algo que no se da en el disco.

Se hace difícil destacar los puntos altos en un concierto que estuvo parejo en cuanto al setlist, una mezcla entre canciones de discos más recientes con clásicos de la talla de ‘Desolation Row’, ‘Simple Twist Of Fate’, ‘Ballad Of A Thin Man’ y por supuesto, ‘Like a Rolling Stone’, sin dudas la más coreada. No me queda más que queda confirmar que Bob no necesita hablar entre tema y tema, ni sacar una bandera chilena para no decepcionarnos. Con las canciones basta.

Por Joaquín Riffo