lunes, 14 de mayo de 2012
Jack White - Blunderbuss (2012)
Jack White es un tipo terriblemente obsesivo. Obsesivo con sus influencias, los viejos bluesman del Mississippi. Obsesivo con reinventarse y no repetir. Obsesivo con buscarle la quinta pata al gato y en esta como en otras ocasiones la encuentra.
Es que cuando se anuncia un disco solista por parte de uno de los personajes mas extravagantes del blues-rock moderno, es difícil taparse los oídos y evitar el ruido que provoca el solo apellido White. Un nombre que llega divorciado recientemente a esta placa, no solo de su esposa Karen Elson, sino de su banda madre, los White Stripes, a quienes luego de haber puesto en hiatus, dio por terminada indefinidamente el año recién pasado; otra muestra de su sensible obsesión por la reinvención.
La separación se cuela en cada sonido del álbum ¿Por qué? Pues acumula casi todos los estilos en los que ha incurrido la promiscuidad musical de White, tributando todo lo pasado y -por qué no- abriendo puertas nuevas, tal cual un proceso de desvinculación.
Separación amorosa en las letras y musical en la descohesión sónica que invade el playlist de Blunderbuss. No obstante como advertencia, el lado del rock infeccioso que le dio nombre a Jack, sale algo desfavorecido en la cuenta final. Una sumatoria que decae principalmente por pianos y blues mas calmos, los únicos instantes donde se elevan un poco los decibeles es en 'Sixteen Saltines' y en ese rock and roll modernizado de 'I’m Shaking', propiedad de Little Willie John.
Pero también hay un universo de canciones en el disco, el problema es que como tejedor, Jack, las hila de forma desordenada y la cohesión no es una característica resaltante. Variedad si la hay y mucha, pero -por ejemplo- 'Missing Pieces' es una buenísima canción bien templada y de un armado redondo, pero no funciona de apertura. Le falta empuje para abrir, no alcanza a calentar al oyente .Como si lo hace la mentirosa 'Sixteen Saltines' por ejemplo, no obstante es un gran tema que no prende por puro desorden.
'Freedom at 21' no padecerá de esto, es un blues distorsionado y pulido en la doctrina del F5, mas una lírica que ejemplifica a cabalidad lo mencionado en párrafos previos. Cuestión de escuchar el fragmento “She don't care what kind of wounds she's inflicted on me. She don't care what color bruises that she's leavin' on me. 'Cuz she's got freedom in the 21st century”.
En varios trechos el piano se toma el protagonismo en conducciones calmas y sofisticadas ('Love Interruption', 'Hypocritical Kiss', 'Blunderbuss'), con tonos mas lúdicos ('Trash Tongue Talker', 'Hip (eponymous) Poor Boy'), cediendo a mixturas vocales ('I Guess I Should Go To Sleep', 'Take me with you when you go'), comparten un sello propio, un sabor que pese a lo desordenado prevalece. Y aún quedando resabios a sicodelia como en 'On and On and On' ,la conjunción de todos estos elementos se ve equilibrada en el puntal del álbum. 'Weep Themselves To Sleep', el séptimo track, es sin duda una de esas canciones trabajadas, que gozan de una mezcla de malicia y pizcas de melancolía en sus formas. Digamos, un teclado en tenor misterioso, en plan película de Terror clase B.
Concluyendo, Jack no piensa repetirse el plato, nunca se ha mantenido apegado a ningún proyecto demasiado tiempo. Y deja las miras puestas en lo que incurra la siguiente vez. Quizás, para los amantes de “The Raconteurs” o los primero discos de la banda teñida de rojo y blanco, este no cumplirá las expectativas. Es que Jack White decidió correr el riesgo, y ante tamaña apuesta hay que sacarse el sombrero. Quizás no hay un total acuerdo con la composición, pero así y todo este disco esta sin duda entre lo mejor del 2012.
Es que cuando se anuncia un disco solista por parte de uno de los personajes mas extravagantes del blues-rock moderno, es difícil taparse los oídos y evitar el ruido que provoca el solo apellido White. Un nombre que llega divorciado recientemente a esta placa, no solo de su esposa Karen Elson, sino de su banda madre, los White Stripes, a quienes luego de haber puesto en hiatus, dio por terminada indefinidamente el año recién pasado; otra muestra de su sensible obsesión por la reinvención.
La separación se cuela en cada sonido del álbum ¿Por qué? Pues acumula casi todos los estilos en los que ha incurrido la promiscuidad musical de White, tributando todo lo pasado y -por qué no- abriendo puertas nuevas, tal cual un proceso de desvinculación.
Separación amorosa en las letras y musical en la descohesión sónica que invade el playlist de Blunderbuss. No obstante como advertencia, el lado del rock infeccioso que le dio nombre a Jack, sale algo desfavorecido en la cuenta final. Una sumatoria que decae principalmente por pianos y blues mas calmos, los únicos instantes donde se elevan un poco los decibeles es en 'Sixteen Saltines' y en ese rock and roll modernizado de 'I’m Shaking', propiedad de Little Willie John.
Pero también hay un universo de canciones en el disco, el problema es que como tejedor, Jack, las hila de forma desordenada y la cohesión no es una característica resaltante. Variedad si la hay y mucha, pero -por ejemplo- 'Missing Pieces' es una buenísima canción bien templada y de un armado redondo, pero no funciona de apertura. Le falta empuje para abrir, no alcanza a calentar al oyente .Como si lo hace la mentirosa 'Sixteen Saltines' por ejemplo, no obstante es un gran tema que no prende por puro desorden.
'Freedom at 21' no padecerá de esto, es un blues distorsionado y pulido en la doctrina del F5, mas una lírica que ejemplifica a cabalidad lo mencionado en párrafos previos. Cuestión de escuchar el fragmento “She don't care what kind of wounds she's inflicted on me. She don't care what color bruises that she's leavin' on me. 'Cuz she's got freedom in the 21st century”.
En varios trechos el piano se toma el protagonismo en conducciones calmas y sofisticadas ('Love Interruption', 'Hypocritical Kiss', 'Blunderbuss'), con tonos mas lúdicos ('Trash Tongue Talker', 'Hip (eponymous) Poor Boy'), cediendo a mixturas vocales ('I Guess I Should Go To Sleep', 'Take me with you when you go'), comparten un sello propio, un sabor que pese a lo desordenado prevalece. Y aún quedando resabios a sicodelia como en 'On and On and On' ,la conjunción de todos estos elementos se ve equilibrada en el puntal del álbum. 'Weep Themselves To Sleep', el séptimo track, es sin duda una de esas canciones trabajadas, que gozan de una mezcla de malicia y pizcas de melancolía en sus formas. Digamos, un teclado en tenor misterioso, en plan película de Terror clase B.
Concluyendo, Jack no piensa repetirse el plato, nunca se ha mantenido apegado a ningún proyecto demasiado tiempo. Y deja las miras puestas en lo que incurra la siguiente vez. Quizás, para los amantes de “The Raconteurs” o los primero discos de la banda teñida de rojo y blanco, este no cumplirá las expectativas. Es que Jack White decidió correr el riesgo, y ante tamaña apuesta hay que sacarse el sombrero. Quizás no hay un total acuerdo con la composición, pero así y todo este disco esta sin duda entre lo mejor del 2012.
Por Francisco Silva