miércoles, 9 de marzo de 2016

George Martin: La mano del productor


¿Cómo es que llegamos a preguntarnos “¿quién produjo este disco?”?

Durante el invierno de 1966, Paul McCartney encendió el televisor y vio la interpretación en directo del Concierto de Brandenburgo n°2 de J.S Bach; allí escuchó un instrumento que le pareció interesante para su nueva canción llamada 'Penny Lane', pero no lo conocía. Entonces, recurrió al productor George Martin, un hombre de formación clásica que seguro sí sabía cuál era el instrumento que le había entusiasmado.

Se trataba nada menos que de una trompeta barroca, y David Mason, el intérprete, aceptó ir al estudio para grabar un arreglo que George Martin transcribió en partitura mientras McCartney lo tarareaba. La historia la cuenta Geoff Emerick, el ingeniero que trabajó con los Beatles desde 1966 en su libro “El sonido de los Beatles”.

Ese tipo de historias resumen el por qué a George Martin, fallecido hoy a los 90 años, se le conocía como El quinto beatle. Y aunque suena a lugar común, lo cierto es que el aporte de Martin para ayudar a los Beatles a expandir su lenguaje, a conocer las posibilidades del estudio, es inconmensurable.

Martin, un hombre parco, hijo de la clase media londinense, con impronta de severo profesor de colegio, era capaz de encontrar respuestas a nivel musical y técnico para los requerimientos más insólitos (como la vez en que John Lennon le pidió que su voz sonara como “cantando desde la luna”) de sus artistas, comprendiendo la importancia que la producción y el estudio fue ganando entre los músicos hacia mediados de la década de los 60’s.

Cuando los Beatles quisieron hacer de sus discos una obra con un contenido artístico más denso, Martin fue un puente importante entre el mundo docto y el pop, dos realidades que por entonces no tenían mayor relación salvo en contadas ocasiones en arreglos orquestales para canciones suaves.

Los sonidos de Calíope en 'Being for the benefit of Mr.Kite', los arreglos de armonías vocales de gran parte de la carrera de los Beatles, el piano grabado a media velocidad para 'In my life', los arreglos para el doble cuarteto de cuerdas en 'Eleanor Rigby' y la cara B del disco “Yellow Submarine” son momentos del catálogo beatle en que puedes oír el gusto y “la mano” de Martin.

Foto: EMI Music/BBC
Martin no tenía una trayectoria muy destacada hasta antes de conocer a los Beatles. Hasta entonces había sido piloto para la Marina Real y había desempeñado labores en la BBC, y en Parlophone (una subsidiaria menor de EMI) había grabado discos de jazz, música clásica y de comediantes (especialmente del Goon Show, un programa cómico que curiosamente era el favorito de John Lennon), y a comienzos de los 60’s quería agregar al catálogo del sello alguna banda de rock n’ roll. Las vueltas, y la desesperación de Brian Epstein, lo llevaron a encontrarse con los Beatles.

Como dijo alguna vez John Lennon: “nosotros no conocíamos el estudio, y él (Martin) no conocía el rock n’ roll. Aprendimos juntos”.

Es gracias al trabajo de Martin (y el que había hecho en esos años gente como Phil Spector y Brian Wilson) que es posible detenerse a apreciar lo que hace un productor. Por ello es que nombres como Martin Hannet, Nigel Godrich, Quincy Jones, Gustavo Santaolalla nos suenan ahora como parte importante del proceso de un álbum.

Por Felipe Retamal Navarro