lunes, 11 de mayo de 2015
Reseñas: Mumford & Sons - Wilder Mind (2015)
Mumford & Sons nos había adelantado su nuevo sonido. No fueron pocas las entrevistas donde dejaban entrever que su tercer álbum, "Wilder Mind", venía con cosas bastantes diferentes a lo que acostumbraban.
Pero nunca se pensó que tanto. El sonido de ésta nueva entrega es diametralmente distinto. Tanto así que, si no fuera por la voz de Marcus Mumford, no se sabría qué grupo se está escuchando. Se termina pensando que se está en presencia de una de las tantas bandas de la nueva escena indie. Unos Mumford & Sons que se mimetizan, que no destacan.
Al menos así queda claro con las primeras canciones de su disco, donde ni siquiera entregan un ápice de lo que fue, por ejemplo, su premiado disco "Babel" (2012), donde quedaba de manifiesto que nos encontrábamos frente a una nueva ola folk bastante original gracias a su compleja presentación de instrumentos y a su procedencia (porque, claro está, el folk está ligado a Norteamérica, no a los parajes ingleses). La fórmula fue interesante, aunque lo sigue siendo.
Lo que entrega “Wilder Mind” es indie puro. Pero a pesar de esto, y de que desaparece la imagen previa que se tenía del cuarteto londinense, el sonido no afloja bajo ninguna perspectiva. Sí, es diferente, pero es diferente de buena manera, de esa manera que solo los buenos músicos pueden darse el gusto de experimentar.
La verdad es que nunca se ha discutido la calidad de la banda y ahora, a pesar de que la novedad puede resultar un poco chocante para sus seguidores, se logra entender que el talento del cuarteto evoluciona y se moldea gracias a la versatilidad de sus integrantes.
Lo que sí, olvídate de escuchar ese banjo persistente tan característico. Acá ya no hay banjos a cada segundo. A diferencia de las entregas anteriores, en “Wilder Mind” los londinenses le dan más preponderancia a lo acústico y a los pianos. Si bien antes los highlights iban ligados a los in crescendo eléctricos y ligados netamente a las cuerdas clásicas, acá los identificamos con las velocidades, la fuerza de la voz y la preponderancia de los efectos en las guitarras. Aunque las cúspides musicales se notaban mucho más en las entregas anteriores.
Ritmos pop son los que escuchamos en los primeros temas, con mucha frescura y fáciles de incorporar. Con 'The Wolf' la cosa se pone más eléctrica y comenzamos, de a poco, a darnos cuenta que efectivamente estamos frente a Mumford & Sons, pero solo por mérito de la vocalización, que vuelve con la misma fuerza de siempre.
Ya hacia la mitad del álbum, las canciones nos remontan definitivamente a lo que es el grupo, aunque sin el folk duro característico, sino a su lado más amable. Esto lo podemos notar en canciones como 'Monster', 'Broad-Shouldered Beasts' y 'Only Love', donde vuelven los juegos de voces.
La crítica ha estado algo dispersa con la aparición de este nuevo álbum, con este nuevo “renacer” de banda. Pero las 12 canciones, sin lugar a dudas, marcan un antes y un después en la historia del cuarteto. Aunque, para bien o para mal, eso lo terminará definiendo la respuesta de los fans.
Disco: Wilder Mind
Sello: Island / Glassnote
Año: 2015
Por Mel Vargas