domingo, 14 de diciembre de 2014
Festival Despierta: Aires distintos
Festival Despierta 2014
Sábado 6 de diciembre, Parque Padre Hurtado
En el mar de festivales que abunda e inunda Chile, podríamos quejarnos de muchas condiciones (los baños, por ejemplo). Pero de que hay múltiples propuestas, no podemos decir nada. Y eso es lo que brilló principalmente en Festival Despierta, una iniciativa más verde, con un eje más familiar, y también más eco-friendly. Una variedad de stands con ofertas creativas de ropa, comida, bebestibles, y productos de estilo de vida podían encontrarse en los pastos del Parque Padre Hurtado, pero el centro de la tarde desde un principio era la música.
La jornada, con un pequeño retraso de 15 minutos, tuvo inicio de mano de las argentinas Julia Ortiz y Dolores Aguirre, quienes forman el corazón del ecléctico dúo Perota Chingó. Y como prometía ser desde el momento en que se subieron al escenario, su turno en Despierta fue pura magia: las voces de las cantantes en excelente forma, acompañadas de arreglos llenos de vida, y caracterizados por una calidez casi maternal, animaron al público a lo largo de un set con emblemáticos como ‘Inés’ y ‘Alma Nao Tem Cor’, e incluso una intervención especial de Lamari, vocalista de Chambao. A pesar de un corte abrupto, las Perota pusieron punto final a la conversación con una animada rendición de su tema más mantra, ‘Inca Yuyo’, sacándonos de nuestro enjambre mental. La luz del sol no podía estar más a tono con la tarde.
Siempre un ejército de una, irrumpe en el escenario a las 17:00 Ana Tijoux, haciendo su llamado a las armas a los asistentes de Despierta, unida con agua, aire, tierra y fuego, viniendo a contemplar el mundo por una hora fuertemente endeudada con su última placa, “Vengo” (2014). De este álbum aprovechó de hacer gala de su tema ‘Mi verdad’, dedicándolo a la memoria de David Valencia, conocido más bien como el legendario Dabass Valencia, con quien trabajo en “1977”. Junto con ello vendrían también los cortes más incendiaros como ‘Antipatriarca’ y ‘Somos sur’, donde el show alcanzó clímax. Aun así no todo sería completamente material reciente, con Tijoux aprovechando de sacar a relucir temas más antiguos, adornando el setlist con una rendición orgánica de ‘A veces’, por ejemplo.
“Muchas veces estoy triste, ya no encuentro la razón, para seguir adelante cuando todo tira atrás”. La primera línea de ‘Un gran regalo’ coloca al público en el ambiente de Nano Stern, siguiendo con la resolución del coro: “y viene un amigo y me hace recordar que la vida es un gran regalo”. El joven cantautor se mostró en gran forma y con luminosa energía saltando y bailando al empuñar sus instrumentos al son de clásicos como ‘Necesito una canción’, ‘Ópticas ilusiones’, y ‘La puta esperanza’. Algunos de los momentos más sobrecogedores de su espectáculo vinieron de mano de dos piezas clave de su “Voy y Vuelvo” de 2007: el tributo de Violeta Parra y Víctor Jara de ‘Dos cantores’ y la melancolía ambiental de ‘Casualidad’ que penetro entre la masa presente.
Por supuesto que después de Perota, no se había visto lo último de Lamari en presencia, y ahora en compañía de su banda en el escenario, Chambao demostró ser la sorpresa más grata de la tarde, partiendo con ‘Lo verás’, y dándole un cierre electrónico a ‘Papeles mojados’ para cerrar su presentación. En el entretanto, la banda mantuvo al público abrazado en sus sonidos. Vale la pena destacar las dedicatorias en ‘Detalles’ y la armonía de ‘Duende del sur’. Fusionando el soul y la electrónica con flamenco y folclor español, las posturas filosóficas de Lamari, acompañadas de movimientos de sensualidad y gracia, y un deje de sencillez, la banda mantuvo al público en una nube de éxtasis.
El espectáculo terminaría con la aparición del alabado Kevin Johansen, presentando a su banda The Nada, en un set lleno de Parado desde el escenario. Entre susurros, comentarios y chistes, Johansen encantó al público a lo largo de un setlist donde tuvieron cabida la apertura de ‘Amor finito’ y ‘El Palomo’. Hubo espacio para aquellos llegadores al corazón, como ‘Anoche soñé contigo’, que nunca deja de maravillar a los escuchas. También ‘En mi cabeza’ puso a bailar a los presentes al son de lo que Johansen describió como una “cumbia andina glam, porque lo más tenemos en The Nada es de glam”. Para finalizar la jornada, ‘Fin de Fiesta’ tendría al público y prácticamente todos los músicos cantando.
Sin embargo, quién se robó corazones, miradas, y la atención del festival, tanto por buenos como malos motivos, fue Chan Marshall. Sí, la mismísima Cat Power se subió al escenario en una tortuosa hora de set que representaba un exceso casi criminal del minimalismo, acompañada de una guitarra y un piano de cola, sin banda de fondo. Lo que tuvimos en presencia fue una artista luchando por sacar adelante un show que estuvo maldito desde el inicio, con problemas en el sonido, fallas de amplificador y recargado en la improvisación. Sin embargo, Cat Power, determinada a sacar adelante la noche, alcanzó a sacarle una sombría ‘Great Expectations’ y ‘Naked If I Want To’, además de poner joyitas como la dedicatoria de Kurt Cobain, ‘I Don’t Blame You’, del emblemático “You Are Free” de 2003, ‘Make Me Feel So Bad’ y el highlight obligatorio de ‘The Greatest’.
Aportando una cuota de humor negro, ya sea lanzando una uñeta al público, porque “debía actuar como una rockera”, o comentando sobre “cómo vomitaría sobre las sábanas”, Cat Power demostró tener el carisma que uno de sus comentarios apuntaba, manteniéndose inmortal sobre la escena. A pesar de que lógicamente no fue un show óptimo, Chan Marshall mantuvo la frente alta y se retiró completamente digna.
Así, con ese recuento cerramos el análisis de Despierta 2014. Sin duda hubo de todo en la velada, pero para todos efectos, la elección de artistas fue sólida, original y denotaba la tónica de familia, consciencia y prácticas sanas que la producción buscaba. En resumen: un éxito. Tan sólo esperar que en futuras ocasiones nadie tenga que pasar por el percance de Cat Power en el escenario.
Revisa la galería completa en este enlace.
Por Camilo Pérez Fernández
Fotos por Reinaldo Rodríguez