jueves, 18 de abril de 2013
Chuck Berry: Sólo para fanáticos
Chuck Berry en Chile
Martes 16 de abril, Movistar Arena
Si bien existían antecedentes y más de algún adelanto publicado en las redes sociales de cómo sería el show de Chuck Berry en Santiago, las esperanzas de ver al guitarrista en gloria y majestad no se habían esfumado. La jornada previa realizada en Buenos Aires había preparado el ambiente y limitado las expectativas. Sin embargo, las notas y críticas, además de los videos, no se comparan con el espectáculo en vivo.
Minutos antes de que el concierto empezara, Movistar Arena se visualizaba completa en sus galerías, y con una cancha –seccionada- que pronto completaría todos sus asientos. A las nueve en punto apareció la banda, y sin parafernalias, más parecido a una prueba de sonido, se subió al escenario el guitarrista y fundador del rock & roll, Chuck Berry. Con su vestimenta de antaño y su guitarra Gibson caminó torpemente hasta el micrófono y dio inicio a un concierto cargado de nostalgia y errores.
Todo comenzó con un amago de ‘Roll Over Beethoven’. Melodías irreconocibles, pero siempre en la línea del Rock & Roll. En repetidas ocasiones calló sus propias letras y equivocó los acordes y notas que lo llevaron al éxito. A pesar de esto, en ningún momento se dejaron de oír los gritos de la fanaticada chilena, un público diverso que se había reunido para poder afirmar que habían visto en vivo al responsable del género rock. Le celebraron cada nota acertada, cada frase, movimiento o mirada. Berry se veía cómodo, sin tomar en cuenta los múltiples momentos en que parecía no estar ahí.
El repertorio de una hora exacta también incluía los clásicos de ‘School days’, ‘Rock and roll Music’, ‘My Ding-a-Ling’, además del infaltable ‘Johnny B. Goode’, que se convirtió en el momento de mayor éxtasis del concierto. Asimismo, repitió la dinámica realizada en Argentina de subir mujeres al escenario, aunque en este caso dos hombres también bailaron junto al cantante. Chuck Berry se paseaba a paso lento entre los fanáticos, parecía ignorarlos o simplemente se concentraba en su interpretación, en algunos casos, hacia atrás del escenario.
Si fuera por enumerar los errores y situaciones incómodas del show, la lista sería bastante larga. Pero cabe reconocer el peso de la figura de Berry, y el legado, incluso emocional, que ha dejado en la música. Hay quienes no permitieron ver aguado un evento irrepetible, que mantuvieron en alto las manos en todo momento, y que vociferaron la admiración hacia el artista. Mas, hay otros que, con semblante triste, salieron de las dependencias de Movistar Arena en silencio.
Vale preguntar hasta qué punto un artista debe mantenerse vigente, y cuáles son los límites que no se deben traspasar en este sentido. El martes se vio a un Chuck Berry anciano, con manos torpes y arrugadas, que en pocos momentos encontraron la nota correcta en su guitarra. Un músico que por momentos parecía no estar en el escenario, y que en otros hablaba con sus músicos y su hija, sin importar las más de cinco mil personas que lo esperaban cantar.
Sin duda es un privilegio ver a un artista de esta importancia, es tener un trozo de la historia contemporánea frente a los ojos. Sin embargo, un espectáculo de nivel mundial debe, como mínimo, respetar la imagen y el bienestar del mismo músico, algo que en este concierto hizo mucha falta.
Por Claudia Montecinos
Foto: Archivo AP