martes, 27 de noviembre de 2012
Arranquemos del Invierno: “Mi sonido es el resultado de una búsqueda ignorante de hacer música”
Todo comenzó en un día de otoño, cuando en la tranquilidad de su casa Pablo Álvarez se decidió a materializar una idea que hace un tiempo rondaba su cabeza. Habituado a la creación en grupo, sintió de repente la necesidad de desprenderse de la normalidad y darse un espacio para trabajar sin presiones, a su ritmo, con sus ideas.
Iniciar un proyecto solista fue el canal por el cual el músico de 28 años decidió avanzar, siempre –claro- en paralelo a Niño Cohete, la banda de la cual ya en ese entonces era frontman. Arranquemos del Invierno fue el nombre escogido para la nueva aventura.
"El origen de Arranquemos es súper simple. Como que yo tenía ganas de hacer unas canciones solito no más", recuerda Álvarez. Y explica: "Y claro, con los Cohetes la música naturalmente está direccionada por cuatro personas más, entonces esto era una manera de poder direccionar la música hacia un lado sólo mío".
Este año editaste tu primer EP como Arranquemos del Invierno. ¿Cómo fue el proceso de hacerlo?
Creo que no tenía canciones. Empecé a hacerlas y a grabarlas, y a regrabarlas, y a probar cositas, a probar arreglitos. Todo dentro de la simpleza que está en el EP. Iba haciendo canciones, grabándolas, maqueteando, y de a poquito fue creciendo, pero no tenía nombre ni nada todavía. Sólo eran unas cancioncitas que iban creciendo de a poco. Y al final salió el EP.
¿Así como naturalmente?
Sí. Como que de repente decidí que iba a hacer un EP y otra cosa, pero al principio fue tratar de hacer canciones y registrar algo, pero no tenía un fin. Y cuando lo vi más formado me decidí a hacerlo, a ponerle un nombre. Porque me estaba gustando lo que estaba haciendo.
En cuanto al nombre, Arranquemos del Invierno es una frase súper expresiva en sí. Eso se ve apoyado con la letra de ‘Acertijos y Encrucijadas’ cuando dices “Sigo en dirección al norte, en el sur las nubes no me dejan ver”. ¿Hay algo con eso?
Sí, como que me gusta caleta el verano y el sol. Me achaca el invierno, no sé por qué. Con el Pablo Vidal (contrabajista de Niño Cohete) de repente estábamos hablando y fue así como “nooo, arranquémonos del invierno”, y ahí salió. Pero sí, tiene caleta de eso. Yo tengo caleta de eso: de arrancar del invierno porque me achaca harto. Me gusta a veces y otras no.
¿Y cómo llevas eso de que te cargue el invierno y vivir en Conce?
Igual me lo banco. Lo aguanto y lo trato de querer también. Como que es un rollo súper mío no más, pero el invierno tiene hueás bacanes. Igual, no es que me achaque y me dé depresión y me quiera matar, pero siento que hay una diferencia en mí en el verano que es muy grande.
¿Cómo has sentido la acogida del EP?
Ha sido buena, pero poquito. Como que lo de Niño Cohete fue súper explosivo y aquí la cosa ha sido mucho más piola. Igual, la música es mucho más piola también, entonces la acogida ha sido súper consecuente con la música.
En cuanto a las letras del EP, se siente como que tienen un camino en común. ¿De qué te nutres a la hora de componer?
Eso es cuático, porque en Cohete no es el mismo proceso. Como que no son iguales las letras. Es como que en Arranquemos voy a un lugar para componer y en Cohete voy a otro. Es como que creas un lugar para escribir sobre algo y ese lugar tiene paisajes, personas, animales que lo caracterizan, y las letras hablan de eso. En Arranquemos ese lugar es otro. Creo que es algo así.
Pero en Arranquemos las letras son más personales…
Sí, y tiene harto que ver con el nombre igual. Como que engloban súper bacán las letras con el nombre y todo eso. Eso sí, en ambos proyectos son como bien personales, pero creo que en Arranquemos me interiorizo un poco más. Pero los dos tienen un mundito creado y las letras los describen. Y esos mundos, aunque tienen similitudes, son diferentes.
La infancia suele ser una etapa que influye mucho a los músicos ¿En el seno de qué familia naciste y cómo fue tu primera conexión con la música?
Mi familia no es muy musical. Como que no había mucho de eso. No sé cómo llegué a ella, es súper raro en verdad. Yo creo que se dio por una cuestión más de la vida, de tratar de buscar alguna manera de encaminarte por algo que te sientas bien haciendo. En mi familia sólo mi mamá tocaba un poco de piano. De hecho, cuando chico nos metió a clases, pero me cargaba ir y las dejé, así que no aprendí nada. Ahí me desligué de la música mucho rato. Después, cuando más grande, empecé a retomar un poco. Pero es súper rara mi relación con la música. No es como tan cercana, es más como una búsqueda constante.
¿Pero eras de escuchar mucha música?
Sí. En algún minuto empecé a escuchar mucha música, no sé, típico que como a los 15. Después fui creciendo y ahora escucho muchas cosas. Yo creo que por ese lado fue por el que llegué a tocar. Ahora siento que escucho mucha música y es súper importante, está muy presente en mí todo el rato.
¿Cuáles fueron tus primeros proyectos musicales?
Tenía una banda de blues con un primo, que era muy bacán. Después, en el colegio toqué la batería. Cosa de cabro chico. Después conocí al Mato (Matías Pereira, guitarrista de Niño Cohete) en el colegio y con él teníamos una banda que tocábamos covers. Con él como que ha sido todo el tiempo súper unida la relación y en la música siempre hemos estado juntos.
¿Y al momento de empezar Niño Cohete todavía no estabas sumergido en el ambiente musical?
No, para nada. O sea, tocaba guitarra en la casa, hice un par de canciones y de ahí me junté con el Mato y empezamos muy de a poquito. Por eso te digo que es muy rara mi relación con la música. Pero es bacán, me gusta.
Después de pasar por muchos estilos, dieron forma a Niño Cohete que, al igual que Arranquemos, tiene un sonido muy particular. ¿Influyó tu paso por el blues y esas cosas?
Si po. Es que en verdad todo influye. Al primo con el que tocaba, ponte tú, lo encuentro muy bacán. Es muy seco. Se llama Nicolás Wernekinck y tiene una banda que se llama Nicolás Wernekinck & The Blues Swinger. Él de más que influyó mucho, además de toda la música que escuchas. Yo creo que el sonido es resultado de esa búsqueda súper ignorante de hacer música. Eso lo hace tan particular. Esa búsqueda súper natural, como no tan forzada y de un proceso larguito. Tal vez esa es la particularidad que tiene y por eso tiene un sonido bien peculiar. Pero en cuanto a influencias, yo creo que todo te influye al final.
Tanto con Niño Cohete como con Arranquemos del Invierno has mostrado una cercanía por lo audiovisual.
Sí. Es que me gustan mucho las películas y el cine, entonces por ahí va el gusto de lo audiovisual. Me gusta imaginar las cosas y después verlas hechas. Es un proceso bacán. Así como pienso en hacer música, también pienso en hacer videos.
¿Y musicalmente te influye el cine y lo audiovisual en general?
Sí, caleta. Me gusta mucho ver películas, fotos, ilustraciones… ponte tú, lo que hace la Maca (Macarena Toro, diseñadora) y la Carola (Carola Josefa, artista visual) es bacán, me gusta verlo. Entonces, poder juntar lo que hace La Tostadora (productora del video), lo que hace la Carola, lo que hace la Maca y lo que hace mucha gente es bacán. Como que la todo nace un poco de eso también: de la intención de que no sea sólo la música, sino que sea todo eso que te gusta hacer, o que te gusta ver, o que te gusta escuchar.
Y tu música se refleja en todo lo que a ti te gusta.
Es que cuando hago la música me la imagino como ambientando algo. Entonces, naturalmente tengo en mi mente algo que se puede hacer visible a través de algún dibujo, una foto o un video. Es como súper natural. La mía es música visual.
Por Ignacio Silva
Fotos por Macarena Toro