jueves, 16 de agosto de 2012
Cultura Profética: Cómoda intimidad
Cultura Profética en Santiago
Miércoles 15 de agosto, Teatro La Cúpula
Tras agotar otras tres presentaciones en regiones, Cultura Profética llegaba a Santiago para cerrar la mini gira que, además de Chile, los tuvo tocando en Perú y Argentina. Y la extensa fila que minutos antes del concierto se formó afuera del Teatro La Cúpula dejaba en evidencia el gran interés que el combo portorriqueño genera en tierras locales.
El reducto del Parque O’Higgins lucía totalmente lleno para recibir a la banda que no se hizo esperar en demasía para comenzar su set con ‘Gracias Vida’, del disco “Diario” (2002), en un primer apronte que dejó encendidos los ánimos. Una docena de músicos en escena, liderados por el carismático Willy Rodríguez, iniciaron así un memorable recital que contó con un setlist cargado a “M.O.T.A” y “La Dulzura”, las últimas dos producciones del grupo.
Pero lo fundamental de la noche fue el clima de intimidad que se sintió en la sala, característica otorgada por su ya conocida limitada capacidad (unas 2000 personas) y por la personalidad y manejo de un encuadre que ya lleva varios años en esto. Gracias a eso, canciones como ‘Sube el Humo’, ‘Rimas pa Seducir’ y ‘La Complicidad’, se iban sucediendo en relajadas y prolongadas versiones sólo interrumpidas por largas reflexiones de un frontman que sabe cómo hacer reaccionar a los espectadores. Identidad, cultura, educación, poesía, reggaetón, política e incluso un tributo a Luis Alberto Spinetta fueron algunas de las temáticas tratadas en extensos monólogos que –sin excepción- estallaron en los aplausos cerrados de un público que siempre escuchó atento.
Revisión aparte merece el discurso donde el vocalista las arremetió contra el presidente de los Estados Unidos Barack Obama, y que sirvió como una atinada intro para la incendiaria ‘No me importa’. Sin embargo, y lejos de caer en los clichés populistas, la banda también mostró dominio y calidad en lo musical, dándose espacio incluso para experimentar y tocar una versión de ‘De Antes’ en clave dubstep.
Seguros de sí mismos, la comodidad del grupo llegó a tanto que Rodríguez, dejando de lado su aparente timidez, se animó a bailar en varias oportunidades en las casi tres horas de concierto e incluso demostró sus dotes de MC con una versión algo más agresiva de ‘Nadie se Atreve’. Desplante y seguridad.
La íntima noche en el Teatro La Cúpula permitió ver a unos Cultura Profética tal y como son. Mensaje al por mayor, pero sin restar espacio al goce y la diversión. “Lo puedes bailar, pero también lo piensas”, reza una de los versos de ‘Ritmo que Pesa’. Una línea que define de manera excelente lo que este grupo es.
Por Ignacio Silva